domingo, 19 de agosto de 2012

  Muchas veces pensamos que somos los únicos que hacemos todo lo posible para que todo salga bien, y pensamos que son los demás los que no se esfuerzan en absoluto. Si nos tomásemos más tiempos para nosotros mismos sin hacer nada, sólo pensar, entonces nos daríamos cuenta de que en realidad la gente de nuestro alrededor se esfuerza también lo que puede para que las cosas salgan bien. 
 En las pequeñas pruebas que se ponen a los seres que creemos que son "queridos" nos damos cuenta de los queridos que somos nosotros para éstos. Un grado de madurez más alto es cuando te tomas las cosas menos a pecho porque entiendes que la gente no es como nosotros mismos y que no todos pensamos de la misma forma y que por lo tanto, nuestros pensamientos no parten de las mismas bases. Si la gente no quiere estar contigo, por algo será, si no acuden a un día importante para tí, por algo será, si no se acuerdan de tí de un mes para el otro, por algo será. Pero la cuestión importante que se plantea es, ¿de quien es realmente la culpa?