miércoles, 11 de febrero de 2015

Algo de dentro.

Una tarde te fuiste para no volver.
Aquel medio día hablamos, hicimos algún chiste, como de costumbre, tu risa siempre eterna.
Seguro que algo dijimos sobre un esférico tocando el cesped, juraría que me preguntaste sobre cuando arrancaba la dichosa liga argentina.
No sé bien como hilar el relato. Pocas veces me sucedió algo así. Creo que es la primera vez y espero sea la última. Aunque tengo bien claro que serán muchas penas o despedidas más las que vayan llenando mi corazón.
Hace como un año y medio que decidí dejar el almacén para buscarme una nueva vocación dentro de la empresa, por eso nuestro contacto no fue de 9 horas como era antes. Me alejé del almacén para acercarme a un futuro más prometedor. Me alejé de aquella silla, pero nunca de las personas. Por eso es que nunca dejamos de buscarnos para hablar.
Si pudiera recordar de corrido todos nuestros momentos juntos, sería un super hombre. A veces hacen falta disparadores para poder dar con toda la imagen.
De los flashes que más me vienen, como arcadas en noches de excesos, son por ejemplo, y las diré todas mezcladas:
Cuando me acompañaste a sacarme el carnet de la moto, aquella mañana, fría, aquel café muy amargo, y aquellos nervios que intentabas sacarme comentando que tu hijo tambien se estaba sacando el carnet, y que si todo iba bien lo ibas a premiar con un cochecito, aunque fuera de segunda mano. Yo te miraba absorto. Intentaba buscar a mi papá.
Dí bien aquel examen y tu hijo tambien. Y la promesa cumpliste, un esfuerzo más recompensado con otro esfuerzo.
Recuerdo aquella mudanza, de prisa y corriendo, ya sabiamos que tu corazón había avisado, pero te ofreciste igual, yo te necesitaba, me acababa de separar y estaba en horas bajas, pero con muchas ganas de una nueva aventura. Mis colegas no me fallaron, pero tus mañas funcionaron mejor que seis manos para sacar todos aquellos muebles. Los descargamos en el nuevo departamento, durante toda aquella semana estuvimos viendo pisos, como padre e hijo. Seguramente los de las inmobliliaria tambien nos vieran asi. Aquella noche no te quedaste a cenar. Tenías que llevar a Nieves al cine. Tampoco aceptaste mi dinero. Al final lo zanjamos con un asado en un restaurant del Diagonal Mar.
Cuantas despedidas, jubilaciones, y demas. Que buenos momentos, me acuerdo de tu jerga a diario. De tu chaqueterli, del cangrius y jarenauer y de muchas más. Recuerdo tus movimientos en la pista de baile, los podría imitar, una especie de Elvis Presley rumbero. Un artista.
Dije cangrius y me acordé de aquel chiste de las dos personas en el ascensor, que se corta la luz, que se escucha un gran pedo y que cuando la luz vuelve el dedo indice de un hombre indica al otro, que indignado le dice que no fue él. Pero el del dedo dice " PA TIIII" jajajaja que genio, cuanta gracia.
Al conocer a mi nueva cuñada la quise conquistar con un chiste de gitanas que me acababas de contar, de aquellos que hablaban de los hijos de las mismas. Me lo acordé entero. Pero no se rió. Mi gracia no es la tuya.
Dije antes arcadas, como te reías cada viernes que me veias entrar en aquellas condiciones. Mis salidas con Matías los jueves era un secreto a voces. Te reías cómplice. Te gustaban aquellas anécdotas, como te agradaban todas las cosas de vestuarios que hablabamos gracias a que Mati jugó en primera, y en el Sant Andreu, y en el Mataró, y en la Grama de tu corazón. Aun recuerdo tu cara de felicidad al enterarte de la noticia. Tambien me acuerdo que fuiste a verlo debutar.
A su vez, yo te he visto dirigir, y vaya si me sorprendí. Que caracter. Que regaños se llevaban aquellos niños, pobre John Maiquel. Pero despues te dabas la vuelta, me mirabas y te reias, pillo, pícaro.
Te conozco hace doce años. Te tuve como compañero, tambien fui tu encargado. Madre mía las broncas que me echabas aquellos veranos. Siendo que tenía que ser al reves, pero siempre te escuché, siempre hablamos, y siempre llegamos a entendernos. Al fin y al cabo, tu me estabas enseñando, yo solo tenía la teoria.
Ahora cuando me acuerdo de mis colores, y me acuerdo que te llamé desde la cancha de Cetral, solo a vos, solo para que sintieras lo que veiamos por youtube, en vivo  y en directo, se me caen las lágrimas a chorros, porque me vuelve la increible realidad de que ya no estas mas aca. De que ya no podemos hablar más. De que te fuiste sin saludar.
Fuiste un luchador, un gran tipo, seguramente gran padre, y no me cave duda de que gran marido. Hiciste lo posible por la felicidad de los tuyos, vacaciones, viajes, cosas materiales. Quizas un tanto mezquino contigo mismo, pero eso me lo enseñará la vida cuando sea padre y deje de lado mi vida para darsela a los mios.
Se que me escuchabas, se que había algo en mi que te resultaba atractivo. No se si mi fuerza, mi juventud, mi caracter o simplemente que me veias como un sobrino o un dirigido. Pero se que era uno de los tuyos y tu de los mios. Te quedaste sin ir al "gigante", sin ver los hijos de tus hijos, los mios. Pero te fuiste joven, como un rockero y así te vamos a recordar.
Tu pérdida me dejó muchos días dolido. Y muchos más que me quedan por sufrirte.
Tambien me quedarán muchos más por reirme con vos.
Te dejo este hasta luego, sabiendo que me saco un trocito de espina que hace un par de semanas no deja de pincharme. y como duele.
En otro momento te sigo contando rayos de tu luz que me vengan.